dilluns, 26 d’octubre del 2009

Respuesta Lacónica!

Uno de tantos Referentes Clásicos que seguimos conservando en la actualidad, lo encontramos en nuestro propio lenguaje! ¿Te has preguntado alguna vez qué significa "hablar de una manera lacónica o lacónicamente"? En la imagen de la derecha podemos observar una hermosa región llamada Laconia, también conocida como Lacedemonia, en la antigua Grecia una porción del Peloponeso, cuya ciudad más importante fue Esparta. En la actualidad, Laconia es una prefectura de Grecia con Esparta como capital.


Esta expresión se utiliza cuando una persona se comunica con muy pocas palabras o apenas habla y cuando lo hace, de una manera fría y seca. ¿Tiene algo que ver esto con la región situada en Grecia cuya capital es Esparta? Pues aunque no lo parezca sí, tiene que ver más de lo que creemos, ya que los espartanos eran gente dedicada sólo a la guerra y únicamente vivían para ello, por eso la expresión " lacónicamente" sigue vigente en nuestros días, heredada de Laconia por la característica de su gente poco habladora; muy probablemente debido a la educación recibida, de estilo militar y basada en la obediencia y la disciplina. Todo lo contrario que los habitantes de Atenas, quienes profundizaban en las bellas artes y otros conocimientos similares.

4 comentaris:

Epaminondas ha dit...

Y ejemplo de laconismo fue el legislador espartano Licurgo. En el libro dedicado a él por Plutarco en sus Vidas Paralelas, y al hablar de la educación de los jóvenes espartanos y del propio estilo lacónico de Licurgo, dice:

XIX. Era también una de las lecciones de los jóvenes enseñarlos a usar un lenguaje que tuviera cierta acrimonia mezclada con gracia, y que se hiciera muy notable por su concisión: porque con la moneda de hierro hizo Licurgo que en mucho peso tuviera poco valor, como hemos dicho; pero en cuanto a la moneda del lenguaje, por el contrario, quiso que en una dicción concisa y breve se encerrase mucho sentido; formando con el mismo silencio a los jóvenes sentenciosos y muy diestros en dar respuestas; porque así como en los dados a los placeres el exceso hace que por lo común queden débiles y enervados para la procreación, de la misma manera el inmoderado hablar hace la dicción necia y vacía de sentido. Dícese, pues, del rey Agis que burlándose un Ateniense de las espadas de los Lacedemonios por ser cortas, y diciendo que los jugadores de manos se las beberían con gran facilidad en sus tablados; “pues nosotros:- le respondió- alcanzamos muy bien con ellas a los enemigos”, a este mismo modo hallo yo que el lenguaje lacónico, que parece demasiado conciso, abraza bien los asuntos, y se clava en la mente de los oyentes: porque el mismo Licurgo parece que era también hombre de pocas palabras y muy sentencioso, si hemos de juzgar por las memorias que nos quedan: como, por ejemplo, en cuanto a gobierno, cuando a uno que deseaba se estableciese la democracia le respondió: “Establece tú primero democracia en tu casa.” Y en cuanto a sacrificios, que respondió al que le preguntaba por qué los había ordenado tan ligeros y de poco precio, “para que no nos quedemos algún día sin poder ser piadosos”; y en cuanto a los combates, que dijo no había prohibido a sus ciudadanos otras contiendas que aquellas en que no se extiende la mano. Corren también respuestas suyas de esta especie por cartas, como a los ciudadanos: ¿de qué manera nos libraremos de incursiones de los enemigos?- “si sois pobres y no podéis más uno que otro”; y acerca de las murallas, que “no está sin muros la ciudad que se ve coronada de hombres, y no de ladrillos”. Mas en cuanto a la autenticidad de estas cartas, tan difícil es dar como negar el asenso.

XX. De lo mal que estaban con los largos razonamientos pueden servir de muestra estos apotegmas: el rey Leónidas, a uno que intempestivamente razonó bien sobre negocios importantes: “Huésped- le dijo-, hablas de lo que no conviene como conviene.” Carilao, el sobrino de Licurgo, preguntado acerca de lo pocas que eran las leyes de éste, respondió que “los que gastan pocas palabras no han menester muchas leyes”. Arquidámidas, como algunos censurasen al sofista Hecateo, porque, convidado al banquete, nada había hablado en él: “El que sabe hablar- les dijo- sabe también el cuándo.

Unknown ha dit...

Interesante post, sí señor. Ahora resulta que yo, a veces, también doy respuestas lacónicas y no lo sabía; bueno sí se que soy algunas veces fría, seca, cortante, etc. a la hora de hablar, pero no sabía que a eso se le llama laconismo. En fin, de lo que se entera una...

un beso ;D

Marco Aurelio ha dit...

Sólo decirle a Epaminondas que, para tratarse de un post sobre el laconismo, su comentario peca justamente de lo contrario. :)

Unknown ha dit...

Navegando por youtube he encontrado un video que a lo mejor os interesa (o no, quien sabe):

http://www.youtube.com/watch?v=Q0YjyDPxV04

Hace referencia al latin, aunque... bueno opinad vosotros mismos!

saludos! =D